domingo, 30 de diciembre de 2012

NAUFRAGIO

3:14 PM. Pacific Ocean de Alex Prager

Todos flotando. Tú y yo y ellos. Tratando de resistir. Cada uno con sus problemas... cada uno con sus decepciones. Lanzar al viento el último aliento, abriendo la boca como hacen los peces cuando se les saca del agua, pero al revés... porque nosotros estamos hundidos. Tsunamis sentimentales. Naufragios  emocionales sin chalecos salvavidas ni tablas donde aferrarse. Ser como Kate y Leo sumergidos en una relación destinada al fracaso. Icebergs con forma de decepción y reproches. Finales dramáticos... como debe ser. 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

SIETE

Sky de Faber Franco

Querer escapar. Huir. Salir corriendo. Arañar el techo y la pared, que encogen poco a poco. Espacio que se queda pequeño porque nunca has pertenecido realmente a ese lugar... porque tu sitio es otro. Falta el aire y sobran las ganas de volar. Ahogado como ese pez en una bolsa de plástico que hay en las casetas de toda feria de pueblo que se precie. Esperar y desesperar entre el humo de un cigarro. Temblar al sentirte lejano. Sentir el dolor de no ser feliz donde se supone que deberías serlo. Ser y no estar. Ni de aquí ni de allí. De todos lados y de ninguno. El drama de vivir siempre de paso... dejando en el camino momentos y amigos y amantes también. Arrastrando alegrías y decepciones. Aferrarte al siete como si te fuera la vida en ello. Sentir cada vez más vértigo al notar el mundo a tus pies. Rozar la felicidad al pisar las tablas de un escenario. Tu vida es un guión. Tu casa un teatro.

A David Matarín,
porque se lo prometí y se lo debía.

lunes, 17 de diciembre de 2012

NADA POR AQUÍ

Sin título de Álvaro Manof

Deambular por la ciudad en soledad, con ese gris oscuro de tormenta que llevo últimamente sobre los hombros. Recuerdos que corren por calles estrechas rumbo a ninguna parte. Visitar lugares inexplorados girando la cabeza en cada esquina por si apareces tú... así de repente, sin avisar. Siempre has sido silenciosa en tus movimientos. Siempre has callado cuando tenías que hablar. Siempre has silenciado tus gritos (y los míos) fueran de dolor o de placer. Eres experta en salir y entrar de las vidas de los demás con el arte de una ilusionista. Nada por aquí. Nadie por allá. Nada que rascar. Nada que añadir.